sábado, 30 de octubre de 2010

Involución

Una sociedad que se cae a pedazos.
Parecería una contradicción, la naturaleza del ser humano es la autoreproducción y actualmente no hacemos más que autodestruirnos.
Vivimos un caos nacional que es reflejo de una gran cantidad de problemas sin resolver, migración, pobreza, desempleo, crimen organizado, educación, tierras agrícolas, y lo que más duele es que nadie parece escucharnos, seguimos viviendo en un país en el que “no pasa nada”. La terrible violencia que se vive día a día es la clara prueba del abandono en el que se encuentra la población mexicana. Es aterrador pensar que no existe un Estado de derecho ni nada que proteja al ciudadano común; vamos solos en esta guerra. La violencia de los de abajo la generan desde arriba, aunque a final de cuentas la culpa siempre recae en los de abajo.
Hoy aprovecho este espacio para decir: ¡Basta!. Basta de indiferencia, basta de corrupción, basta de opresión, basta de una guerra que no es ganable y que no pedimos. Hoy todos corremos peligro, antes era la guerra entre cárteles, hoy cada vez hay más bajas de civiles, ciudadanos como nosotros que vemos en juego nuestra vida y nuestra libertad. Nosotros, los ciudadanos, nos hemos convertido en casualidades, cada muerte es un daño colateral, somos intrusos en una guerra que busca todo menos nuestra libertad.
La actual inoperancia de Estado nos dice principalmente una cosa: algo ha salido terriblemente mal. Hoy el horror amplia los límites de lo decible.
Ya estamos cansados, ya no le ponemos precio a nuestra rendición, porque cada muerte nos lastima y lacera nuestra libertad. Si guardáramos un minuto de silencio por cada uno de los muertos a causa de la “guerra contra el narco” pasaríamos 19 días y medio callados; basta de tanto silencio, es hora de alzar mucho más fuerte la voz. Somos dueños de nuestro propio futuro y por encima de todas las cosas no podemos dejar que nos arrebaten esto. Sólo nosotros podremos mejorar nuestras vidas y llegar a la paz; no podemos exigir un país de primera siendo ciudadanos de tercera, empecemos por cada uno. La intolerancia comienza en la ignorancia, basta de cerrar los ojos ante esta realidad. Todos somos México, campesinos, trabajadores, indígenas, los que son asesinados día a día, a los que la pobreza expulsa del país, tú y yo; momento donde somos uno y todos.
Estamos viviendo las vísperas del después, es hora de parar. Me rehúso a acostumbrarme a la violencia y a la injusticia. Hoy no escribo con indignación, ni con coraje, escribo con profunda tristeza. Me llenan de tristeza los sueños apagados, los cuerpos torturados, la indiferencia de los que se supone deben protegernos, por todos los que han sido silenciados, por la tierra pisoteada y por la libertad perdida, porque hoy pensar es un delito y la violencia se ha convertido en el único lenguaje. La rabia contenida me hace un nudo en la garganta y me hace preguntar: ¿Por dónde hay que comenzar? Por más que lo intento no logro encontrar respuestas; estoy cansada y tengo miedo.
Ivonne Gutiérrez Castro

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